sábado, 1 de noviembre de 2014

De muertos, vivos y los que no saben la diferencia...

Nos pasamos la vida muriendo por algo. Por alguien. Por eso que nos hará feliz. Creemos que al consumir la fruta anhelada se abrirá el cielo y tendremos luz eterna, luz que nos hará tan feliz que ni siquiera lo podremos concebir. Al menos es lo que siempre nos venden como el sentido de la vida.

Esa luz, la tenemos dentro, no nos alumbrará cuando obtengamos lo que creemos es la fuente de nuestra felicidad. Esa luz, la creas tú. Si quieres algo búscalo, sin miedo y no esperes la luz del cielo, sácala de tu alma.

Hazte amigo de tu luz y aprende a amar tu oscuridad. Así serás la felicidad, vida. No vivirás muriendo por algo más.

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